Queridos amigos y seguidores:
Créase o no hoy ha tenido lugar nuestra tercera lección de cocina. Hemos cambiado el día porque Susana quería que la acompañásemos a hacer la compra y la idea nos pareció genial. Así que como ya es costumbre me encamine al metro sobre las 10 de la mañana. Día gris y frío en la capital española, pero para mí magnífico porque iba a encontrarme con mis dos amigas (además Sandri recién llegadita de Holanda) y a vivir otra aventura inolvidable.
Llegué a lo de Su (la pobre un poco malita, pero dispuesta a darlo todo en la cocina) y mientras charlábamos y nos poníamos al día (imagínense que hacía más de una semana que no nos veíamos, ja,ja,ja) llegó Sandra con regalitos muy dulces para todas ( la inicial de nuestro nombre en delicioso chocolate holandés) y tocó momento de abrazo grupal que siempre viene bien para darle calorcito al alma. Estas amigas son un regalo hermoso que me ha dado la vida y unas verdaderas maestras.
Llegué a lo de Su (la pobre un poco malita, pero dispuesta a darlo todo en la cocina) y mientras charlábamos y nos poníamos al día (imagínense que hacía más de una semana que no nos veíamos, ja,ja,ja) llegó Sandra con regalitos muy dulces para todas ( la inicial de nuestro nombre en delicioso chocolate holandés) y tocó momento de abrazo grupal que siempre viene bien para darle calorcito al alma. Estas amigas son un regalo hermoso que me ha dado la vida y unas verdaderas maestras.
Se nos hacía tarde y había que ir al mercado, así que cogimos nuestras bolsas (esencial llevarlas cada vez que vamos de compra y cuidar así a nuestro planeta), nos abrigamos bien y llenas de ganas salimos a caminar las callecitas del hermoso Barrio de las Letras. Nos dirigimos al mercado de Antón Martín, que es muy grande y nos ofrece gran variedad de productos y a precios muy asequibles.
Ya en nuestro hábitat natural (la cocina ja,ja,ja,ja) y con nuestros uniformes en su lugar nos pusimos manos a la “masa”. Hoy podemos decir que las tres nos dedicamos a cocinar. Carla (la paciente, guapa y sonriente hermana de Su ) se encargó de las fotos y de darnos una mano cuando las seis nuestras estaban que no daban a basto. Susana se dedicó a la preparación de las Berenjenas de Ogui (nuestro segundo plato), yo empanando y fritando las berenjenas y la pechuga del pollo para la Ensalada estilo Shamrock ( primer plato), y Sandri preparando la deliciosa Tarta Isabol ( bautizada así por nosotras) y que fue el postre broche de oro de otra comida memorable.
Esta vez no hubo tiempo para apuntes, estábamos todas disfrutando demasiado de la preparación de los platos, oliendo divinamente a frito y con los uniformes algo blancos de harina y demás. Para tristeza de Sandra no hubo cava esta vez, sólo un poco de brandy para el postre (aunque ahora que lo pienso fríamente no puedo decir con seguridad que no haya bebido del mismo, ja,ja,ja).
Durante esta clase he notado que vamos mejorando y que si bien, los platos de hoy fueron sencillos, los preparamos en poco más de una hora y nos quedaron muy sabrosos. Yo me sentí muy cómoda y segura, ya he dejado de pensar que el señor aceite desea apuñalarme y la señora sartén está buscando la forma de borrarme del mapa,ja,ja,ja. Sandra se ha animado a prepararnos un postre (el bizcocho lo hizo ella en su casa el día antes y estaba fenomenal) y Susana nos ha supervisado, pero ya ha delegado en nosotras más responsabilidades.
Una vez terminados los platos, no faltaron las fotos de rigor mientras nuestros estómagos ya rugían por probar esas delicias. La comida transcurrió entre charlas, risas y consejos de amigas. Solo se bebió agua y limonada (excepto Sandra que no se privó de su cervecita, merecidísima por cierto), y las críticas recibidas (las nuestras,ja,ja,ja) fueron muy positivas.
Y tras una larga sobremesa toco cine. Miramos una peli que a mí me encanta y que quise compartir con las chicas: Cinema Paradiso. Así que muy cómodamente instaladas en el gran sofá disfrutamos de este clásico del cine. Yo no pude evitar las lágrimas y mis niñas hicieron un esfuerzo estoico por evitar que sus párpados cayeran pesadamente y Morfeo se apoderará de ellas.
Atardece en Madrid, y aunque llovizna intensamente, el ir y venir de gente es impresionante. Luces, adornos y un ambiente navideño que ya se respira en las calle.
Es hora de despedirnos y decirnos, y decirles: “Hasta la próxima clase, ha sido un placer volver a compartir otro tramo del camino con ustedes”
me encanta leerte,Victoria...es que haces que este alli con vosotras---espolvoreando harina,controlando fogones y riendo a cada ocurrencia....gracias por esta idea maravillosa.Me encanto la visita al mercado...siempre es una grata experiencia leer este blog.LAS QUIERO....GRACIAS!!!!!
ResponderEliminarY no te haces una idea Mana de lo que a nosotras nos gusta que nos leas y que sepas que nos llegan todas tus buenas vibraciones...
ResponderEliminarTe queremos Manita!!!!
Gracias a vos por tu amor y por ser una pasajera mas en este tren de la aventura culinaria. Te quieroooo
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